martes, 22 de septiembre de 2015

Nervios

Estoy muy nerviosa. No he conseguido dormir en toda la noche, los muelles se salen del colchón y se me olvidó darle la vuelta a ver qué tal es por el otro lado.  

Hoy llueve, ¿novedoso? Bueno, lo justo. ¿Os he dicho que esta zona es más fría y húmeda que donde estaba en Londres? Me gusta abrir la ventana para escuchar el sonido de la lluvia. Aún no he comprado un paraguas, pero me gusta salir a la calle y sentir cómo mi pelo se encrespa y se convierte en nube. 

Hoy hace frío, 11 grados, más la humedad de la lluvia y la niebla, pero es curioso, no tengo frío. Llevo unos zapatos preciosos, medias y un vestido algo veraniego. No tengo frío porque estoy nerviosa. 

Voy a casa, a mi casa, no es para quedarme, son sólo unos días. Ya me han dicho que hay 32 grados y un sol que ciega. 

He llegado con 5 horas de antelación al aeropuerto de Gatwick, no porque sea súper previsora, sino porque es a la hora que pillé el tren más barato, es sencillo. El vuelo sale desde la terminal norte, está en obras. El trayecto en tren ha sido de media hora y en el  aeropuerto he tenido que coger la lanzadera, creo que se llama así, una cabina gigante que te lleva de la sur a la norte, y viceversa. No aguanto sentada, sé que voy a terminar contando los pasos que hay de punta a punta.  

Si soy sincera, y lo voy a ser porque para algo este es mi blog, no quiero ir a Alicante. No por nada en especial, simplemente no me apetece. Este maldito paréntesis me está rompiendo la cabeza. Y ahora llegaré, sí, veré gente que quiero, pero luego hay que volver y empezar de nuevo. Llevo dos días llamando para conseguir el NIN, número obligado para tabajar aquí, es algo como el número de la seguridad social. Con él uno es persona, puedes trabajar, abrirte una cuenta en el banco... La llamada para conseguirlo suele ser sencilla, pero no sé por qué la máquina no me pasa con nadie, pero bueno, el lunes que viene lo tendré. ¿Previsión de trabajo? ¡Claro que tengo! Limpiadora, friegaplatos, recoge vasos (no camarera ni ayudante de camarera, simplemente recoge vasos), reclutador (algo así como relaciones públicas para eventos y chorradas varias)... No están tan mal, de verdad. Hay una barbaridad de españoles ingenieros y con carreras de la leche que están en hostelería cobrando más que en España por trabajar de lo suyo, y claro ¿quién se quiere volver? Si aunque tu trabajo sea una mierda te valoran más que en España. Tengo un amigo que ha entrado en McDonald's, todos conocemos el típico chiste de "terminaste la carrera? Si, que guay! Ponme dos BigMac con patatas y coca-cola". Pues mira, aquí te da de comer. 

Oye, retiro lo dicho sobre el frío, tengo la nariz helada. 

Que sí, que sí, que puedo quedarme en España, que allí es fácil, familia, casa, idioma... Pero hay que buscar trabajo igual! Y creedme, España está muy mal para buscar trabajo, estuve un año pateando calle antes de decidir venirme. Paso de que pasen de mí. ¿Pero qué voy a decir yo? Si tan solo soy una cría, que se lo digan a esos padres de familia que ya no tienen ayuda, que se lo digan a esas madres/abuelas que "no tienen hambre". 

Pero que más da, esto son tan solo reflexiones en un aeropuerto al son del taladro de los de atrás. 

Nos vemos en unas horas mamá. 


viernes, 18 de septiembre de 2015

Paseo por la costa


Brighton Pier
He decidido salir a la calle, respirar aire puro y sentir las caricias del calor en la piel. 
Nunca hubiese imaginado que sonreiría tanto al ver el sol. 

He ido en autobús hasta el centro de la ciudad, mi primera experiencia en una nave kamikaze roja, qué suicida es la gente aquí. 

Por una extraña razón hoy no me vienen las palabras, me gustaría poder transmitir las sensaciones que he percibido durante mi paseo pero sé que no lo voy a conseguir. El viento en la cara al bajar del autobús, las piedras de la playa en los zapatos, el hundirme en ellas, sentarme y sentir la humedad en el pantalón, regañarme a mí misma por no haber cogido más abrigo. Cerrar los ojos y respirar. Sal, Alicante huele a sal. Brighton también. 

Noria en el paseo de la playa
Ha ocurrido algo que me ha hecho reír a carcajadas, cuando consigo acomodar el trasero en las piedras saco un sándwich de jamón cocido, no sé si importa de qué era, pero bueno, lo desenvuelvo y cuando voy a dar el primer mordisco viene una gaviota y se lo lleva, de repente una decena de compañera suyas me rodean, algunas se posan a mi lado, otras mantienen el vuelo bajo, y entre todas devoran el sándwich. Fue terriblemente maravilloso. Hay fotos de unos segundo después del atraco, siento no haber podido capturar el momento bueno, pero reía y no podía. 

En el paseo de la playa hay un muelle, Brighton Pier, uno de los más antiguos y largos del mundo. Aparece en películas y en series rodadas en Brighton (sabía que era conocido, pero no tanto), se puede ver en Carry on at your convenience, y tenéis un trocito de una peli rodada aquí, merece la pena visitar la zona, si.


Vistas de la playa. Brighton Pier al fondo

Un valiente

 
Vista de la playa desde el muelle

jueves, 17 de septiembre de 2015

Patatas fritas

No hay tic-tac que me ayude a dormir, pero tampoco hay tic-tac que me torture gritando que es tarde, que el tiempo fuera de estas cuatro paredes corre más que el AVE. ¿Qué más me da si en esta maldita jaula el ave soy yo? 

Ayer perdí mis gafas, están aquí, seguramente bajo de la cama, pero no quiero mirar, ¿y si encuentro al coco? O peor aun, la araña que anoche me miraba fijamente desde las alturas. 

Tomates, también compré tomates, de esos chiquititos que te comes en un bocado. Como disfrutando del crujido de su piel cuando aprieto los dientes mientras escribo estas líneas. Dejo sonar una playlist de Spotify, no me apetece elegir hoy, "The definitive 60s" se llama. Un poco de todo, Van Morrison, Bob Bylan, Led Zeppelin, Jimi Hendrix, Elvis Presley... 

¿Por qué tenemos que elegir en todo momento? Elijo dejarme llevar, si quiero bailar bailo, si quiero no peinarme hoy no lo hago. Total, está lloviendo. 

No desvarío, tan  solo necesito las gafas. 

Vuelve a sonar "Happy together", quiero bailar, lento, moviendo la cabeza de acá para allá. Y me pregunto ¿a quién narices le interesa que esté comiendo tomates?

Volveré a hablar de Londres cuando se lo merezca, ahora simplemente quiero hablar del frío, de la lluvia y de las ganas increíbles que tengo de comer patatas fritas. He de comprar un paraguas. Y patatas fritas, con mucho ketchup. 





miércoles, 16 de septiembre de 2015

Aquí hace frío y llueve

La casa está a las afueras, lo más cercano es una tiendecita 24h al final de la calle. Ayer me deshice de mi pereza por un momento y me vestí con los mismos vaqueros que he llevado estos últimos cinco días, la ropa aun no estaba seca y lo único que encontré fueron dos jerséis, uno sobre otro. Fui al final de la calle, a esa tiendecita que abre todo el día. Tenía hambre, dicen que comprar con el estómago vacío no es buena idea, ¿pero acaso lo es ir a comprar con el monedero vacío? 
-Guisantes
-Arroz
-Zumo de naranja
-Leche de soja
Me olvido de algo... 
-Huevos

Había pensado en ir hoy al centro de la ciudad en busca de un supermercado, pero llueve, y tengo frío, y mi ropa aun no se ha secado. 
Tengo la misma prisa que este café frío por calentarse. 
Ninguna.

No he dormido demasiado, la cama tiene bultos y cada vez que me muevo se cae la almohada por el hueco del cabezal, pero hoy he decidido madrugar, bueno, levantarme antes de las 8:30. 

El sol no termina de salir y yo no termino de despertar. Esto parece un juego de niños, si tu no avanzas yo no me muevo, no vaya a ser que el primero que llegue tenga que pagar la próxima vez, y aquí no vale ser palomita. 


martes, 15 de septiembre de 2015

Empieza la partida

Siento el silencio y la ausencia, siento el caos en mi interior y las noches en vela bajo mis ojos. 

A veces la vida es muy perra, o tan sólo es un reflejo de nosotros mismos. 
La vida siempre nos exige más y más, aunque pensemos que estamos dando todo lo que podemos, es un espíritu hambriento, dispuesto a devorarnos, y lo mejor es que no se cansa de pedir, de arañar y de ahogar hasta que consigue lo que quiere. 
Da igual el daño que haga, para ella todo es lo mismo: una gran lección. 
La perfección no existe, pero deberíamos rozarla. Siempre. 

La vida es muy perra, no me cansaré de decirlo. Pero ésta es sólo una de las tantas lecciones que he de aprender. Aprender y seguir caminando. 

Vine a Londres con mucha ilusión y ganas de trabajar, prácticamente lo tenía todo hecho. ¡Ser au pair es fácil, y encima tienes alojamiento! Suena tan bonito, pero la realidad es otra muy diferente. 

No quiero enrollarme con los aspectos negativos o positivos de este tipo de trabajo, dejo que cada uno juzgue por su propia experiencia, si la tiene. Lo que quiero contaros es como todo puede cambiar de la noche a la mañana, como una vez te acuestas en una cama cómoda y confortable y al día siguiente te ves con las maletas hechas a patadas en Victoria Station llorando como si el mundo se estuviese acabando. Y dentro de todo este caos mental un desconocido te ofrece vino para que tu corazón no llore, no aceptas el vino, pero dejas de llorar. 

En ese momento me di cuenta de que los conocidos no son amigos. Pero los desconocidos pueden convertirse en alguien familiar que abren su puerta, y su corazón. Gracias a las redes sociales y a que hoy en día sigue habiendo personas con un interior hermoso, no tuve que dormir en la calle. Me he sentido cuidada y protegida. 

Mis maletas rojas se han recorrido Londres de punta a punta bajo tierra y van acumulando kilómetros. Una vez conseguido el silencio en mi cabeza pude pensar con tranquilidad. Ahora me encuentro en Brighton, de nuevo acogida en una casa ajena, y es ahora cuando empieza la verdadera lucha, encontrar trabajo y una habitación a la que llamar hogar. 

No quiero volver a casa, ir a España sería perder y tan sólo acaba de empezar la partida. 

#exilioenlondres


sábado, 5 de septiembre de 2015

Primera semana

He intentado sentarme varias veces y animarme a subir una entrada nueva, pero me ha sido imposible estos días, tengo tres o cuatro borradores pero ninguno me convencía. 

Aprovechando mis horas libres los primeros días recorrí la calle principal del barrio, sé que recorrer una calle parece poco, pero hay tanta diversidad cultural y variedad de negocios que tenía que asimilarlo todo. 


El primero fin de semana me sentía un poco perdida y quedé con un amigo que no deja que revele su identidad, llamémoslo El Escritor. Quedamos en Victoria Station y fuimos caminando bajo la lluvia y las luces brillantes hasta llegar aquí, bueno, al McDonald's exactamente, cogimos cena para llevar y volvimos a la estación. Poder ponernos al día mientras la lluvia empapaba mi ensalada a las 9 de la noche del sábado fue realmente maravilloso. Aunque aun me sentía desubicada no tenía la sensación de ser una turista de paso. 




Otro lugar visitado es Wandsworth Common, un parque precioso muy cercano a casa. Tiene una zona muy amplia y segura de columpios preparada para niños de todas las edades.  Además de un perfecto césped verde para pasar buenas horas de picnic. Nota para Vero: Comprar una mantita para picnics.


La fauna que podemos encontrar en un simple paseo es increíble, hoy he visto unos pájaros vedes preciosos, además de las famosas ardillas. Y si tienes mascotas (perro) puedes ir con ella para jugar siempre y cuando mantengas el parque limpio y cuidado.





Tiene una red de senderos para ir en bici y poder correr por ellos, ya sabéis cual será mi próximo destino runninng.