La casa está a las afueras, lo más cercano es una tiendecita 24h al final de la calle. Ayer me deshice de mi pereza por un momento y me vestí con los mismos vaqueros que he llevado estos últimos cinco días, la ropa aun no estaba seca y lo único que encontré fueron dos jerséis, uno sobre otro. Fui al final de la calle, a esa tiendecita que abre todo el día. Tenía hambre, dicen que comprar con el estómago vacío no es buena idea, ¿pero acaso lo es ir a comprar con el monedero vacío?
-Guisantes
-Arroz
-Zumo de naranja
-Leche de soja
Me olvido de algo...
-Huevos
Había pensado en ir hoy al centro de la ciudad en busca de un supermercado, pero llueve, y tengo frío, y mi ropa aun no se ha secado.
Tengo la misma prisa que este café frío por calentarse.
Ninguna.
No he dormido demasiado, la cama tiene bultos y cada vez que me muevo se cae la almohada por el hueco del cabezal, pero hoy he decidido madrugar, bueno, levantarme antes de las 8:30.
El sol no termina de salir y yo no termino de despertar. Esto parece un juego de niños, si tu no avanzas yo no me muevo, no vaya a ser que el primero que llegue tenga que pagar la próxima vez, y aquí no vale ser palomita.
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